“El documental es básicamente el retrato de una persona muy fuerte, una persona con una fuerza muy especial”, dijo Rubén Mendoza, director de cine, guionista y productor colombiano.
Entre las faldas de la montaña, en Boavita, Colombia, pueblo de formación católica, la señorita María habita un cuerpo que no siente suyo. Una mujer de asombrosa personalidad, con una tierna inocencia, atormentada por una difícil historia familiar, refugiada en el consuelo de la fe y con una fuerza tan grande que no hay oscuridad que logre acabar con su luz.
La virgen le ha permitido a la señorita María ser simplemente ella, una mujer trans que trabaja el campo en compañía de los habitantes del lugar y de sus animales. La señorita María no dice mentiras ni oculta su realidad, todos saben bien quién es, y por eso vive en una lucha constante con la vida, ilusionada en convertirse en lo que aparentemente nunca podrá, pero su sueño la hace singular y especial.
Un ángel en forma de escritor tocó a su puerta y decidió contar su historia, cambiando el rumbo de su vida y logrando que la aceptación en su pueblo fuera un poco más grande. Con un nuevo documento de identidad que la certifica con su verdadera personalidad, sale al mundo a contar su historia y demostrarle a quienes la juzgan que siempre seguirá siendo, simplemente ella.
Una maravillosa historia que les permite a las personas evidenciar una aparente problemática social, abordada desde otra perspectiva que le permite al observador entenderla de forma más directa y real.
“Digamos que el cine, si bien es una herramienta social, debe ser por accidente. Yo traigo arte, traigo a una persona que considero muy especial, para tratar de que quien vea esta película sienta que tuve la fortuna, junto con mi equipo, de sentir. El cine es para ampliar la cabeza, para desterrar un poco la ignorancia que es la gran materia prima de la tragedia nacional”, agregó Rubén Mendoza.
Después de haber disfrutado del documental, los estudiantes tuvieron la oportunidad de acercarse al director del documental y compartir sus incógnitas sobre la grabación de la producción, sobre su protagonista, sobre la experiencia en general y demás datos que consideraron de interés.
Para finalizar, Rubén Mendoza dio un mensaje de aliento para que la comunidad Tomasina aproveche los diferentes espacios de cultura que abre la Universidad. “Siempre que una universidad abre espacio a la cultura y al pensamiento hay que aprovecharlo, es alimento para el espíritu y para la cabeza”.
