¿Quién era Santo Tomás de Aquino?
Su obra más conocida es “La Suma Teológica”, en la que trató una gran diversidad de temas, abordados con profundidad académica, rigurosidad intelectual, creatividad y compromiso ético. La Suma Teológica representa la cumbre de la ciencia teológica del medievo y es también una obra cumbre del pensamiento cristiano de todos los tiempos.
Es por esto que después de muerto es considerado como referente de las escuelas de pensamiento tomista y neotomista. Su pensamiento marcó los derroteros de la Iglesia católica durante muchos años y sigue siendo vigente hoy. Llamado también Doctor Angélico, Doctor Común y Doctor de la Humanidad. Santo Tomás de Aquino muere en la Abadía de Fossanova el día siete de marzo de 1274. Fue canonizado el 18 de julio de 1323 por Juan XXII. El once de abril de 1567 fue declarado por San Pío V como Doctor de la Iglesia. El 4 de agosto de 1880, León XIII lo proclamó Patrón de todas las universidades y escuelas católicas.
La cultura Tomasina de la SANTOTO
Para comprender con mayor claridad el pensamiento tomasino y la cultura institucional que fundamenta a la Universidad Santo Tomás, es necesario conocer dos conceptos de la filosofía de Santo Tomás de Aquino.
Concepción humanista
En la segunda parte de “La Suma Teológica”, en la cuestión 47, artículo 85, se plantea que la realidad debe ser vista tal y como es, sin adornos ni excusas; juzgarla “acudiendo al consejo de los prudentes” y, finalmente, proponer acciones concretas que permitan contribuir al mejoramiento de esa realidad vista y juzgada. Esta manera particular de trabajar, Tomás la retomó de Aristóteles. No se trata de hacer cosas y esperar que los otros hagan lo que a uno se le pueda ocurrir, sino que se debe estudiar para comprender esa experiencia humana del mundo (Ediciones USTA, 2015).
Para ello, se debe por lo menos tener claras las preguntas de qué, por qué, dónde, para qué y cómo; de lo contrario no se estaría actuando éticamente, es decir, simplemente se estaría utilizando el conocimiento para fines particulares y no para su verdadero fin: la dignificación de la persona humana. En este orden de ideas, se puede determinar, de una forma más precisa, lo que Tomás de Aquino inspira como Institución, esto es, la concepción humanista que brota del tomismo.
Concepto de persona
Para el ser humano la forma directa de comprender el concepto de persona es la analogía hecha por Tomás entre Dios y el hombre. Persona, es entonces: “La vida personal lleva consigo, por tanto, una dosis de soledad y otra de comunicación. Cada persona tiene que mantenerse y desplegarse en el ser, desde su propio centro, con una autonomía que le da su propio sello; pero ese propio ser tiene una dimensión de comunicación con los sujetos semejantes, con otras personas, con las cuales entra en relación; substancia y relación, ser en sí, con el modo más noble de existencia, y ser para otro son polos complementarios en la persona”.
Sin embargo, Tomás también afirma que la persona es cuerpo, comunicación; es un ser político, social y, aún más, la persona no solo es razón, también es lo que alcanza por el conocimiento connatural, es decir, desde lo estético, lo afectivo y a la fe.
Finalmente, la persona es trascendente. Dicho de otro modo, el hombre es una persona humana porque tiene voluntad e intelecto y esta condición lo hace libre para actuar; pero esa actuación, la acción humana, se da a partir del cultivo de las virtudes que perfeccionan al ser humano, mediante los hábitos, es decir, la materialización de las ideas: una cosa es conocer la verdad -acto- y otra cosa conocer que conocemos la verdad -hábito que deviene en ciencia-.
Así pues, se es persona no solo porque se piensa, se siente, se proyecta en el futuro, sino porque se actúa y se pasa del pensamiento a la praxis concreta. Resumiendo, el hombre piensa, delibera y actúa en un contexto determinado con una intencionalidad específica.
La acción humana tiene cuatro dimensiones: comprender, hacer, obrar y comunicar. Es allí donde se encuentra la razón de ser del modelo de educación, inspirado en Santo Tomás, en la medida que la persona humana es educable y educar es humanizar, se ayuda a promocionar esa dignidad humana de perfectibilidad.
El ser humano no es perfecto, pero puede tratar de ser mejor. El papel que cumple la educación dentro del realismo tomista, no es el de buscar que cada hombre sea mejor como cada quien quiera, sino solo en virtud de la presencia del otro; justo en ese momento, salta a la vista lo deseable en el marco de las cuatro dimensiones de la acción humana que se acabaron de señalar.
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