No vino solo a hablar de arquitectura... vino a cuestionarla, reimaginarla y agitarla un poco, desde su campo favorito: el diseño, la planificación urbana, el paisaje y, por supuesto, la participación ciudadana.
Durante su estancia, recorrió nuestros cinco campus (¡sí, los cinco!), compartió con docentes, acompañó clases de taller con estudiantes y dirigió una jornada sobre instrumentos de planificación y gestión urbana con base en la experiencia de Córdoba. Su enfoque trajo consigo nuevas maneras de leer e interpretar el paisaje, con metodologías que dejaron a más de uno pensando: “¿Y si lo hacemos diferente?”
La investigación también tuvo su espacio. Junto al equipo de investigación de la facultad y el semillero de Vivienda y Paisaje, se abrieron conversaciones para articular conocimientos en torno a los indicadores de evaluación del paisaje y otros temas que nutren el quehacer académico de ambas instituciones.
Y como si fuera poco, la visita sirvió para avanzar en el proceso de doble titulación, un proyecto que viene en camino para ampliar las oportunidades de nuestros futuros arquitectos tomasinos con una mirada global y colaborativa.
Una semana intensa, reflexiva, inspiradora… y sí, también divertida. Porque cuando la arquitectura se conversa con pasión, el aprendizaje fluye y las ideas simplemente se construyen mejor.